lunes, 8 de junio de 2009


Junio: Mes del Sagrado Corazón de Jesús


Adoramos el Corazón de Cristo porque es el corazón del Verbo encarnado, del Hijo de Dios hecho hombre

Explicación de la fiesta
La imagen del Sagrado Corazón de Jesús nos recuerda el núcleo central de nuestra fe: todo lo que Dios nos ama con su Corazón y todo lo que nosotros, por tanto, le debemos amar. Jesús tiene un Corazón que ama sin medida. Y tanto nos ama, que sufre cuando su inmenso amor no es correspondido.La Iglesia dedica todo el mes de junio al Sagrado Corazón de Jesús, con la finalidad de que los católicos lo veneremos, lo honremos y lo imitemos especialmente en estos 30 días. Esto significa que debemos vivir este mes demostrandole a Jesús con nuestras obras que lo amamos, que correspondemos al gran amor que Él nos tiene y que nos ha demostrado entregándose a la muerte por nosotros, quedándose en la Eucaristía y enseñándonos el camino a la vida eterna. Todos los días podemos acercarnos a Jesús o alejarnos de Él. De nosotros depende, ya que Él siempre nos está esperando y amando. Debemos vivir recordandolo y pensar cada vez que actuamos: ¿Qué haría Jesús en esta situación, qué le dictaría su Corazón? Y eso es lo que debemos hacer (ante un problema en la familia, en el trabajo, en nuestra comunidad, con nuestras amistades, etc.). Debemos, por tanto, pensan si las obras o acciones que vamos a hacer nos alejan o acercan a Dios.Tener en casa o en el trabajo una imagen del Sagrado Corazón de Jesús, nos ayuda a recordar su gran amor y a imitarlo en este mes de junio y durante todo el año.
Origen de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús
Santa Margarita María de Alacoque era una religiosa de la Orden de la Visitación. Tenía un gran amor por Jesús. Y Jesús tuvo un amor especial por ella.Se le apareció en varias ocasiones para decirle lo mucho que la amaba a ella y a todos los hombres y lo mucho que le dolía a su Corazón que los hombres se alejaran de Él por el pecado. Durante estas visitas a su alma, Jesús le pidió que nos enseñara a quererlo más, a tenerle devoción, a rezar y, sobre todo, a tener un buen comportamiento para que su Corazón no sufra más con nuestros pecados.El pecado nos aleja de Jesús y esto lo entristece porque Él quiere que todos lleguemos al Cielo con Él. Nosotros podemos demostrar nuestro amor al Sagrado Corazón de Jesús con nuestras obras: en esto precisamente consiste la devoción al Sagrado Corazón de Jesús.
Las promesas del Sagrado Corazón de Jesús:
Jesús le prometió a Santa Margarita de Alacoque, que si una persona comulga los primeros viernes de mes, durante nueve meses seguidos, le concederá lo siguiente:
1. Les daré todas las gracias necesarias a su estado (casado(a), soltero(a), viudo(a) o consagrado(a) a Dios).
2. Pondré paz en sus familias.
3. Los consolaré en todas las aflicciones.
4. Seré su refugio durante la vida y, sobre todo, a la hora de la muerte.
5. Bendeciré abundantemente sus empresas.
6. Los pecadores hallarán misericordia.
7. Los tibios se harán fervorosos.
8. Los fervorosos se elevarán rápidamente a gran perfección.
9. Bendeciré los lugares donde la imagen de mi Corazón sea expuesta y venerada.
10. Les daré la gracia de mover los corazones más endurecidos.
11. Las personas que propaguen esta devoción tendrán su nombre escrito en mi Corazón y jamás será borrado de Él.
12. La gracia de la penitencia final: es decir, no morirán en desgracia y sin haber recibido los Sacramentos.
Oración de Consagración al Sagrado Corazón de Jesús
Podemos conseguir una estampa o una figura en donde se vea el Sagrado Corazón de Jesús y, ante ella, llevar a cabo la consagración familiar a su Sagrado Corazón, de la siguiente manera:
Señor Jesucristo, arrodillados a tus pies, renovamos alegremente la Consagración de nuestra familia a tu Divino Corazón.Sé, hoy y siempre, nuestro Guía, el Jefe protector de nuestro hogar, el Rey y Centro de nuestros corazones.Bendice a nuestra familia, nuestra casa, a nuestros vecinos, parientes y amigos.Ayúdanos a cumplir fielmente nuestros deberes, y participa de nuestras alegrías y angustias, de nuestras esperanzas y dudas, de nuestro trabajo y de nuestras diversiones.Danos fuerza, Señor, para que carguemos nuestra cruz de cada día y sepamos ofrecer todos nuestros actos, junto con tu sacrificio, al Padre.Que la justicia, la fraternidad, el perdón y la misericordia estén presentes en nuestro hogar y en nuestras comunidades. Queremos ser instrumentos de paz y de vida.Que nuestro amor a tu Corazón compense, de alguna manera, la frialdad y la indiferencia, la ingratitud y la falta de amor de quienes no te conocen, te desprecian o rechazan.Sagrado Corazón de Jesús, tenemos confianza en Ti. Confianza profunda, ilimitada.
Sugerencias para vivir la fiesta:
Poner una estampa del Sagrado Corazón de Jesús, algún pensamiento y la oración para la Consagración al Sagrado Corazón de Jesús.
Hacer una oración en la que todos pidamos por tener un corazón como el de Cristo.
Leer en el Evangelio pasajes en los que se podamos observar la actitud de Jesús como fruto de su Corazón.

miércoles, 3 de junio de 2009

Dios mío, Dios mío,
¿Por qué me has abandonado?
¿Por qué estás lejos de mi clamor y mis gemidos?
Te invoco de día, y no respondes, de noche, y no encuentro descanso;
y sin embargo, tú eres el Santo, que reinas entre las alabanzas de Israel.
En ti confiaron mis padres: confiaron, y tú los libraste;
clamaron a ti y fueron salvados, confiaron en ti y no quedaron defraudados.

Pero yo soy un gusano, no una mujer;
la gente me insulta y mis amigos me desprecian;
los que me ven, se burlan de mí, hacen una mueca y mueven la cabeza, diciendo:
"Confió en el Señor, que él la libre; que la salve, si la quiere tanto".
Tú, Señor, me sacaste del seno materno, me confiaste al regazo de mi madre;
a ti fui entregada desde mi nacimiento, desde el seno de mi madre, tú eres mi Dios.
No te quedes lejos, porque acecha el peligro y no hay nadie para socorrerme.
Me rodea una manada de novillos, me acorralan toros de Basán;
abren su boca contra mí como leones rapaces y rugientes.
Soy como agua que se derrama y todos mis huesos están dislocados;
mi corazón se ha vuelto como cera y se derrite en mi interior;
mi garganta está seca como una teja y la lengua se me pega al paladar.
Me rodea una jauría de perros, me asalta una banda de malhechores;
han taladrado mis manos y mis pies y me hunden en el polvo de la muerte.
De tanto mirarme pueden contar todos mis huesos;
ellos me miran con aire de triunfo, se reparten entre sí mi ropa
y sortean mi túnica.

Pero tú, Señor, no te quedes lejos; tú que eres mi fuerza, ven pronto a socorrerme.
Libra mi cuello de la espada y mi vida de las garras del perro.
Sálvame de la boca del león, salva a esta pobre de los toros salvajes.


Yo anunciaré tu Nombre a mis hermanos, te alabaré en medio de la asamblea:
"Alábenlo, los que temen al Señor; glorifíquenlo, descendientes de Jacob;
témanlo, descendientes de Israel. Porque él no ha mirado con desdén
ni ha despreciado la miseria del pobre: no le ocultó su rostro
y la escuchó cuando pidió auxilio".
Por eso te alabaré en la gran asamblea y cumpliré mis votos delante de los fieles:
los pobres comerán hasta saciarse y los que buscan al Señor lo alabarán.
¡Que sus corazones vivan para siempre!


Todos los confines de la tierra se acordarán y volverán al Señor;
todas las familias de los pueblos se postrarán en su presencia.
Porque sólo el Señor es rey y él gobierna a las naciones.
Todos los que duermen en el sepulcro se postrarán en su presencia;
todos los que bajaron a la tierra doblarán la rodilla ante él,
y los que no tienen vida glorificarán su poder.
Hablarán del Señor a la generación futura, anunciarán su justicia
a los que nacerán después, porque esta es la obra del Señor.
Salmo 22 (21) adaptado.