miércoles, 3 de junio de 2009

Dios mío, Dios mío,
¿Por qué me has abandonado?
¿Por qué estás lejos de mi clamor y mis gemidos?
Te invoco de día, y no respondes, de noche, y no encuentro descanso;
y sin embargo, tú eres el Santo, que reinas entre las alabanzas de Israel.
En ti confiaron mis padres: confiaron, y tú los libraste;
clamaron a ti y fueron salvados, confiaron en ti y no quedaron defraudados.

Pero yo soy un gusano, no una mujer;
la gente me insulta y mis amigos me desprecian;
los que me ven, se burlan de mí, hacen una mueca y mueven la cabeza, diciendo:
"Confió en el Señor, que él la libre; que la salve, si la quiere tanto".
Tú, Señor, me sacaste del seno materno, me confiaste al regazo de mi madre;
a ti fui entregada desde mi nacimiento, desde el seno de mi madre, tú eres mi Dios.
No te quedes lejos, porque acecha el peligro y no hay nadie para socorrerme.
Me rodea una manada de novillos, me acorralan toros de Basán;
abren su boca contra mí como leones rapaces y rugientes.
Soy como agua que se derrama y todos mis huesos están dislocados;
mi corazón se ha vuelto como cera y se derrite en mi interior;
mi garganta está seca como una teja y la lengua se me pega al paladar.
Me rodea una jauría de perros, me asalta una banda de malhechores;
han taladrado mis manos y mis pies y me hunden en el polvo de la muerte.
De tanto mirarme pueden contar todos mis huesos;
ellos me miran con aire de triunfo, se reparten entre sí mi ropa
y sortean mi túnica.

Pero tú, Señor, no te quedes lejos; tú que eres mi fuerza, ven pronto a socorrerme.
Libra mi cuello de la espada y mi vida de las garras del perro.
Sálvame de la boca del león, salva a esta pobre de los toros salvajes.


Yo anunciaré tu Nombre a mis hermanos, te alabaré en medio de la asamblea:
"Alábenlo, los que temen al Señor; glorifíquenlo, descendientes de Jacob;
témanlo, descendientes de Israel. Porque él no ha mirado con desdén
ni ha despreciado la miseria del pobre: no le ocultó su rostro
y la escuchó cuando pidió auxilio".
Por eso te alabaré en la gran asamblea y cumpliré mis votos delante de los fieles:
los pobres comerán hasta saciarse y los que buscan al Señor lo alabarán.
¡Que sus corazones vivan para siempre!


Todos los confines de la tierra se acordarán y volverán al Señor;
todas las familias de los pueblos se postrarán en su presencia.
Porque sólo el Señor es rey y él gobierna a las naciones.
Todos los que duermen en el sepulcro se postrarán en su presencia;
todos los que bajaron a la tierra doblarán la rodilla ante él,
y los que no tienen vida glorificarán su poder.
Hablarán del Señor a la generación futura, anunciarán su justicia
a los que nacerán después, porque esta es la obra del Señor.
Salmo 22 (21) adaptado.

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